Manuel López, docente de la Universidad de Piura, explica la importancia de establecer medidas de gestión agrícola que mitigue los efectos del cambio climático, y asegure la producción sostenible de alimentos.
Por Betsy Salazar Guerrero. 28 septiembre, 2020.Perú es un país diverso con una gran riqueza de climas, zonas de vida y variedad de especies agrícolas y silvestres. La agricultura es un sector importante en la economía del país ya que con esta actividad se produce la mayor parte de los alimentos que la población consume y necesita. Por ello, hay que optimizarla con toda la tecnología al alcance.
Manuel López, docente de la Universidad de Piura, explica la importancia de establecer medidas de gestión agrícola que mitigue los efectos del cambio climático, y asegure la producción sostenible de alimentos no solo en nuestro país, sino también en el mundo.
Según el Banco Mundial, la agricultura, la pérdida de bosques y los cambios del uso de la tierra generan la cuarta parte de los gases de efecto invernadero (GEI) que se emiten en todo el mundo. Asimismo, alrededor del 80% de la deforestación a nivel mundial surge como consecuencia de esta actividad.
Ante esta problemática, se necesita de la agricultura climáticamente inteligente, o CSA por sus siglas en inglés, para mejorar la integración del sistema de producción agrícola y la capacidad de respuesta ante los estragos del cambio climático pues la deforestación y degradación de bosques pueden aumentar a medida que los agricultores invadan tierras forestales a causa del poco rendimiento de los cultivos.
López Ortiz, director de la Maestría en Agronegocios y docente de la Universidad de Piura, explica que es importante adoptar la CSA ya que cada vez hay más certeza de que el incremento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera, sobre todo de CO2, causan cambios en los patrones climáticos lo cual ocasionará un impacto significativo en la agricultura.
El objetivo de la CSA consiste en integrar prácticas, tecnologías y modelos de gestión agrícola que mitiguen las causas y efectos del cambio climático, pero que también permitan una adaptación permanente de los escenarios que puedan presentarse.
Cambio climático y la agricultura en Perú
El Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) sostiene que Perú es uno de los países latinoamericanos más afectados por los fenómenos hidrometereológicos asociados con El Niño y por los disturbios atmosféricos generados en el océano Pacífico ecuatorial.
Por su parte, Manuel López indica que Perú es uno de los países más vulnerables al cambio climático debido a que el 58% de la población habita en la costa y depende del régimen de lluvia de las zonas andinas para abastecerse de agua. “Si ese régimen cambia a un escenario de menor precipitación, sequias más prolongadas y periodos de lluvias más cortos, tendríamos serias dificultades para proveer de agua a más de la mitad de la población del país”, dijo.
Además, el agua que llega a la costa proviene de los glaciares que también están en franco retroceso en los Andes tropicales. Entonces, advierte el docente, ese efecto también se daría en la agricultura de la costa pues puede sufrir de una reducción considerable en el abastecimiento de agua; y, por lo tanto, en la capacidad de producción.
Actualmente, comenta López, existe un gran desafío para el país: la seguridad alimentaria que tiene como punto de partida la gestión del agua, una adecuada planificación de la producción, una zonificación de cultivos y la identificación de cultivos adaptados a las condiciones de cada región, así como un sistema que monitoree el clima y ofrezca la información necesaria en sistemas de alerta temprana.
¿Cómo implementar la CSA?
La CSA necesita de una adecuada articulación de los diversos sectores involucrados como Agricultura, Ambiente, Producción, Economía y los gobiernos local, regional y nacional. Si bien el país ya cuenta con una política para gestionar el cambio climático, es necesario que esa política se trabaje a nivel de proyectos de forma concreta, refiere.
Al respecto, aunque aún hay mucho por gestionar, dice el docente, ya se han establecido algunas acciones como extensiones de sistemas de riego tecnificado para la agricultura de agroexportación; programas de cosecha de agua que favorecen una cultura de conservación de los recursos hídricos; mecanismos de conservación de bosques para aplicar al mecanismo REDD (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación); y un seguro agrícola catastrófico que puede reducir el impacto negativo de los fenómenos climáticos, especialmente con los pequeños productores.
También, se deben masificar los sistemas de riego tecnificado, desarrollar programas de remplazo de cultivo, fortalecer los fondos de conservación del agua bajo un sistema de pagos por servicios ambientales, promover la reforestación de zonas degradadas, implementar biotecnología, entre otros.
“Los desafíos son grandes pero que no sólo permitirán reducir la vulnerabilidad al cambio climático, sino que también fortalecerán la productividad y competitividad de nuestros sistemas agrícolas”.
En la Universidad de Piura, por ejemplo, se ha implementado un radar de lluvias que permite monitorear en tiempo real las lluvias en un radio de 100 km a la redonda, gracias al financiamiento de Innóvate Perú y en alianza con la Asociación de Productores y Exportadores de Mango. Con esta tecnología, afirma López, se obtiene un sistema de alerta temprana para tomar medidas de protección para la población y los cultivos.
Por otro lado, Manuel López agrega que el cambio climático representa un enorme desafío que no se debe dejar de lado porque la agricultura es vulnerable a sus efectos. Además, esta actividad genera una gran cantidad de puestos que trabajo que construyen al desarrollo rural y que posiciona al Perú como un excelente productor de alimentos ante el mundo.
Algunas experiencias en la región y el país
Un caso importante en la región es el de la eficiencia en el uso del agua para riego de los cultivos, el cultivo de arroz que se produce bajo un sistema de inundación requiere aproximadamente 17 000 m3/ha/año mientras que el banano orgánico bajo un sistema de riego por aspersión necesita 15 000 m3/ha/año lo que aún puede ser más eficiente y la uva puede llegar a necesitar 8500 m3/ha/año.
En ese sentido, el cambio de cultivos hacia aquellos que consumen menos agua permite ser más eficientes en la gestión del recurso.
Por otro lado, en Piura se han constituido dos fondos para el financiamiento de mejores prácticas de gestión de los recursos hídricos, por un lado, el Forasan en las cuencas de los ríos Chira y Piura y el Fondo de Agua del Quiroz – Chira para estos dos valles.
A nivel nacional, es importante mencionar el incremento de áreas de cultivo orgánico que generan una menor emisión de gases de efecto invernadero. Esto principalmente en cultivos de banano, café, cacao, quinua y mango alcanzando las 600 000 ha que involucran a alrededor de 100 000 productores.